Historia de la Cultura

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domingo, 18 de junio de 2017

Los monasterios, constructores de civilización.(Introducción)

     Los monjes dieron a la Iglesia un contingente de misioneros para la conversión de Europa. Pero no solamente predicaban los evangelios, sino que rellenaban pantanos, fundaban escuelas, experimentaban con nuevas técnicas agrícolas y construían monasterios alrededor de los cuales crecían ciudades pequeñas como la de York o grandes como la de París.
     En los “scriptoriums” (el término monástico equivalente a bibliotecas de investigación), escribieron copias perdurables de los libros griegos y romanos, conservando esta herencia del saber para todos nosotros. Hicieron todo esto convencidos de que el Espíritu de Dios era la civilización del mundo. (…)
     Eran microcosmos en los que los hombres y mujeres allí reunidos se entregaban al trabajo y la oración. En un mundo bárbaro, fueron los que preservaron la cultura clásica para los siglos venideros. (…)
      Personas que voluntariamente han abandonado la sociedad para retirarse a meditar y orar en soledad, son los ermitaños y anacoretas, con ellos comenzó la vida monacal. En algunos casos, prefirieron agruparse en pequeñas comunidades en las que trataron de alcanzar estos mismos objetivos; de esta manera surgieron los monasterios, pequeños microcosmos autosuficientes, que se regían por sus propias reglas.

















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