De la crisis del Imperio Romano al comienzo de la Edad Media.
La progresiva disolución del Imperio y la pérdida de autoridad del Emperador así como las invasiones germánicas dieron paso a una enorme crisis que conocemos como "del siglo III" y cuyos resultados fueron configurando las características políticas, económicas, sociales y de mentalidad de la Edad Media. repasemos ahora las principales condiciones de la crisis imperial en este sencillo gráfico:
La división del Imperio en dos: Oriente con capital en Bizancio (llamada entonces Constantinopla) y Occidente con centro en Roma, se consolidó por el emperador Teodosio I (379-395), quien lo repartió entre sus dos hijos: Arcadio fue designado emperador de Oriente y Honorio de Occidente. Esto dio fin a la unidad y mientras el Imperio oriental daba marcha a un fortalecimiento de sus fronteras; Occidente caía presa de invasiones y de una inevitable tendencia a la división.
Así, el fin del Imperio Romano en Occidente generó la fragmentación territorial y política en reinos, llamados Reinos Romano Germánicos, (Reinos Bárbaros si seguimos la expresión de los romanos) provocando también la ruralización de la vida y el retorno a las actividades agrícolas por sobre las del comercio.
Esta lenta transición fue resultado de la larga decadencia de Roma a partir del siglo III que, acentuada por las invasiones germánicas, dio por resultado la formación del temprano feudalismo y de nuevas formas de relación social. Sin embargo, la fragmentación política, territorial y económica tenía como contrapartida la unidad de la Fe.
De este modo se fue conformando la ALTA EDAD MEDIA, sintetizando tres grandes legados culturales: el grecolatino, el cristiano y el germano, tal como nos muestra la imagen:
Esta etapa en Occidente, estará culturalmente marcada por la labor central de los MONASTERIOS y la enorme influencia de la PATRÍSTICA como primera filosofía cristiana, en particular, de la filosofía de SAN AGUSTÍN de Hipona.
En el Oriente Bizantino, la conservación del Derecho Romano, de la Filosofía Aristotélica confluyen en una cultura con fuertes rasgos helenísticos; que fue desplazando el latín para ceder lugar al griego. Este mundo bizantino o cristiandad oriental estuvo caracterizado por la vida urbana y el gusto por la ornamentación y el lujo. Las diferencias políticas y luego teológicas entre Bizancio y Occidente, sumada a la opresión del Islam sobre Oriente, culminaron por crear una separación consumada en 1054, que creó la Iglesia Ortodoxa, separada de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Hacia el siglo VIII nuevos invasores hicieron su irrupción tanto en el occidente cristiano como en el Imperio Bizantino: los musulmanes. La religión surgida de la doctrina de Mahoma dio a los pueblos árabes unidad y el propósito de expansión, que los condujo desde Arabia a la actual Turquía, presionando las fronteras del Imperio Bizantino; y por el Norte de África hacia Occidente, ingresando en 711 a la Península hispánica, donde crearon un califato que dominó el Sur de España y Portugal hasta el año 1492.
De este modo, podemos señalar que la Alta Edad Media vio la formación y consolidación de tres grandes "mundos", culturalmente distintos, pero centrados en la idea de una fe que les da coherencia: Occidente y Oriente cristianos; y los árabes musulmanes; dotando así de fuerzas a la nota central de la cosmovisión medieval: la centralidad de Dios como eje de la vida y de las reflexiones del hombre: el Teocentrismo.
La expansión de Bizancio y el Islam.
Así damos comienzo a la Edad Media. Dividimos a este período en tres etapas: la ALTA EDAD MEDIA entre los siglos V y XI; la PLENA EDAD MEDIA, entre los siglos XII y XIII y la BAJA EDAD MEDIA entre los siglos XIV y XV.
Para cerrar esta entrada revisemos la periodización del período y algunos procesos generales.
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